Algo me huele mal en esta huelga del transporte, y no sé muy bien qué es. Quizás sea el tratamiento mediático, tan dispar en función de los intereses políticos que mueven a cada medio. Quizás sean los mensajes que se oyen. O mejor dicho, los que no se oyen.
En algunos medios-casualmente afines al PP- no contextualizan el espacio de esta crisis, que es planetaria. Y no es lo mismo, claro. Cambia completamente el panorama. Frente a un problema local, las acciones pueden limitarse a ser locales. Pero en un contexto de mercado libre y normativas europeas, el margen de un gobierno autonómico o estatal es más limitado.
Ya sabemos que lo fácil ante situaciones como la actual es culpar al gobierno. Algunas veces a las empresas. Pero nosotros/as nunca tenemos ninguna co-responsabilidad en las crisis. ¿O sí?
Cuando en teoría las vacas eran gordas (a costa de vivir en un sueño financiado por la banca), en nuestro vivir despreocupado hemos consumido como condenados a muerte, gastado y derrochado recursos energéticos a lo loco. Nuestro ritmo de consumo está destrozando el planeta y agotando los recursos naturales. ¿Creíamos que aceptar el consumo de productos elaborados en otra parte del planeta-por su coste más bajo- no iba a resultarnos más caro a la larga?
Hemos mirado hacia otro lado cuando la industria del petróleo ha puesto frenos a la investigación de nuevas fuentes de energía. Hemos comprado como niños caprichosos vehículos gigantescos que chupan gasolina y gasóil por un tubo. Hemos aplaudido la construcción de carreteras en vez del transporte ferroviario y mirado a los defensores de la bici como si estuvieran locos.
¿Y ahora pedimos explicaciones al papá estado? El petróleo es un bien escaso controlado por muy pocas manos del que dependemos brutalmente. Se necesita gravar con impuestos para mantener nuestro estado del bienestar. La solución no será quitar esos impuestos, eso generaría otros problemas. La solución es de fondo, de cambio radical de mentalidad. Cambiando de presidente, de gobierno, no solucionaríamos nada. Los parches ahora deben ser puestos, como mínimo, a nivel europeo. Y no creo que vayamos a solucionar nada complicando aún más una situación que para la inmensa mayoría está resultando muy difícil (¿quién se beneficia de las subidas de precios de esta semana? ¿del pánico consumista de los/as consumidores/as?), que favorece el despido indiscriminado y que no depende, por desgracia-ojalá lo fuera- de la gestión de este gobierno en concreto.
Parches necesarios, sí. Pero si queremos mantener en el tiempo nuestro paraíso de primer mundo, hay muchas, muchísimas cosas que deben ser radicalmente cambiadas. Empezando por nuestros hábitos y prioridades. Los tuyos, los míos. Y eso es más complicado que pedir la cabeza de ZP.
Miedo me da qué pasará cuando el agua cueste más que el petróleo.
El denario del sueño 
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